Sin fondos del Arzobispado, las Carmelitas Descalzas se sostienen con la venta de rosarios y atraviesan problemas económicos

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 Tras la denuncia de religiosas por violencia de género contra Mario Cargnello, se conocieron las complicaciones financieras que enfrentan las 18 monjas que viven en el convento San Bernardo.

Luego de la denuncia de monjas del Convento San Bernardo por violencia de género en contra del arzobispo Mario Cargnello, se conoció que las Carmelitas Descalzas atraviesan una complicada situación económica. En este momento, el techo de la capilla está dañado y no tienen fondos para repararlo, por lo que no se pueden hacer misas y dejaron de recibir las limosnas de los fieles que habitualmente las ayudan a mantenerse. Actualmente, la venta de rosarios y cosas dulces es casi el único ingreso con que cuentan.

Al estar vencido el mandato de la actual madre superiora, hay gestiones relacionadas con donaciones y cobro de alquileres de inmuebles que pertenecen a la congregación que no pueden realizarse. La elección debe realizarse para informar a la Secretaría de Cultos formalmente quién es la responsable de la congregación.

Fuentes ligadas a las religiosas creen que Mario Cargnello demora la designación del veedor como una forma de ejercer un sometimiento económico sobre ellas. Es por eso que la denuncia que se asentó en el juzgado de Violencia Familiar y Género 3 en contra del arzobispo habla de violencia económica, además de psicológica y física.
“Ellas son sumamente austeras y trabajadoras. Venden, rosarios, algunas artesanías, cosas dulces, panes y libritos de devoción. Ese es su medio de vida. Se auto solventan en todo”, señaló a El Tribuno Claudia Zerda Lamas, abogada de una de las dos religiosas que presentaron la denuncia contra Cargnello.

Zerda Lamas consideró que hay de parte del Arzobispado un “abandono pastoral” hacia la congregación.
Pese a esta difícil realidad, el convento no recibe ningún tipo de apoyo económico por parte del Arzobispado de Salta. Las 18 monjas que viven en el convento San Bernardo se auto sustentan con las ventas y con la ayuda que les acercan algunas familias católicas, pero son fondos escasos para afrontar el sostenimiento del edificio de la calle Caseros.

Además, una traba administrativa de parte del Arzobispado complica aún más el sostenimiento del convento. Las religiosas deben realizar la elección de su “priora”, que es la máxima autoridad del convento, pero para eso el arzobispo debe designar a un veedor y ese trámite se viene posponiendo.

Para la reparación de la capilla, las monjas necesitan apoyo porque es un edificio histórico y el techo tiene una pintura del reconocido artista Aristene Papi, por lo que la obra debe hacerse de acuerdo con las normas de preservación del patrimonio que rigen en Salta

Fuente: El Tribuno