*Romero-Urtubey-Kosiner la casta de la guardia baja*

La repetición de los mismos nombres en cada convocatoria electoral es una de las razones que nos trajeron como sociedad hasta acá. De ahí lo que esas figuras representan en malestar o bienestar legado a la sociedad que alguna vez confío en ellas. Lo que nos lleva a considerar los rostros de la verdadera casta que insiste en plantarse como lo único en cartel, en los comicios de fines de octubre.

#HoraDeCambiar

La antiquísima comparsa de la casta viene marchando por la vieja avenida Ibazeta, con ganas de mantener a perpetuidad los mismos apellidos que desfilan desde hace 30 años por la política salteña. Juan Carlos Romero, Juan Manuel Urtubey, dos ex Gobernadores por tres períodos consecutivos, y el ex Ministro y varios cargos más Pablo Kosiner intentan disimularse en esta pasada.

Dos de ellos intentan apelar al descuidismo, aparecer cada tanto con declaraciones no muy agudas, pero siempre rentadas en cuanto a su difusión. Con el objetivo de entremezclarse en el amontonamiento de gente y escabullirse con una candidatura en mano, ya fuere a Senador nacional o para diputado nacional, ni bien la atención se desplace hacia temas más urgentes.
Aquello de quien una vez fue rey nunca aspiraría a chambelán, varias veces repetido en épocas del romerismo y luego en el urtubeismo, de pronto no aplica para Romero o para Urtubey. Es más: parece haber un pacto implícito entre ambos a fin de encaramarse a cualquier partido que venga a los tumbos por ahí, para después aprovechar la ganancia cuando el río venga revuelto.

Si se puede decir algo de JCR, eso es que no viene de un repollo. Tanto hacia arriba como hacia debajo de su árbol genealógico, el actual senador nacional, pese a su desempeño más que discreto en la Cámara alta, tiene cierto abolengo partidario. No del mejor o resaltable en muchos de los casos, ya sea que se examine en dirección Sur o Norte de sus raíces familiares.

Su padre, Don Roberto Romero, el primer Gobernador al recuperar la democracia en 1983. Sus hijos, Bettina y Juan Esteban, con sendos cargos en Diputados de la provincia (ella luego como Intendente capitalina, sin expectativa de trascender en la historia), pero intactos en su aspiración de preservar el apellido. Y los beneficios de contar con cargos públicos a la hora de mejorar la contabilidad privada.

Una narrativa en paralelo sitúa a JMU en esta suerte de equivalente a su “rival” por los cargos capaces de dar continuidad al apellido familiar. Si las circunstancias lo permiten por cuarenta y cincuenta años más, y al resto que lo diga Dios, pero sin que la Patria se lo demande.

Luego de 12 años como mandatario provincial con pocas obras en su haber de gestión Urtubey mantiene su taimado accionar. Su padre, Rodolfo, fue durante muchos años el mandamás en la Corte de Justicia provincial. Su hermano -José- otra figura, pero del mundo corporativo, detrás del directorio de Celulosa hasta que las políticas del mileidismo lo hicieron desembocar en convocatoria de acreedores.

Mientras que su hijo, Marcos, un ex corredor de carreras de mitad de tabla para abajo, lo fue hasta que encontró refugio ideológico en el sector de los libertarios. En La Libertad Avanza lo recibieron con cierta desconfianza, un poco por el apellido, otro por el aroma a casta y el resto por la conducta fluctuante de su padre.

Unos escalones más abajo, podemos ver al ex diputado nacional Pablo Kosiner. El exlegislador, devenido en las últimas horas en un kirchnerista moderado, sin embargo, supo secundar a sendos representantes de la casta salteña: en los 90 a Romero, luego a Urtubey. En esta última etapa, ambos se fueron con un saldo impago; el de los crímenes sin resolver (Casos Bouvier-Mounmi, y los de Luján y Yanina, entre otros).

A ninguno de los tres los acompaña el entusiasmo popular, el éxito como figuras en la política nacional o al menos un cierto predicamento en cada concepto vertido. Es sólo aprovechamiento de los bajos indicadores de fervor cívico que puede detectarse en el primer semestre de 2025.

Con poco más del 50 % de participación en las elecciones provinciales de un mes atrás no es seguro que Romero, Urtubey o Kosiner sean nombres capaces de alentar un cambio en esta tendencia. Será hora de intentar un auténtico cambio. Que podría ser de nombres o, lo más importante, de dirección, de acción y ganas de hacer la política. Es lo que está demandando la sociedad.

Firma la nota Ricardo Zimmer