No pierde la maña: los cargos en el Estado que le habrían ofrecido a Romero

El exgobernador anunció que no buscará renovar su banca en el Senado. Desde los pasillos de Casa Rosada deslizan el rumor de que le habrían ofrecido hacerse cargo de dos áreas importantes del Gobierno nacional.

Aunque Juan Carlos Romero confirmó que no renovará su banca en el Senado, todo indica que el exgobernador salteño no piensa alejarse de la política. A los 74 años y con más de cuatro décadas ininterrumpidas viviendo del Estado, su figura sigue despertando interés en la Casa Rosada, donde lo consideran una pieza clave para contener el caos legislativo que enfrenta Javier Milei.

El salteño -que no será candidato este año- quedará fuera de la disputa electoral en su provincia, pero no por falta de respaldo. Según lo publicado por LPO fuentes cercanas al oficialismo, Romero mide lo mismo que Alfredo Olmedo, pero su baja habría sido acordada con Santiago Caputo y los Menem, en un intento de reordenar las fichas nacionales sin sumar tensiones en el escenario local.

Una Cámara Alta que se desmorona

En la Rosada reconocen que el Senado ya no está bajo control. La última sesión fue una muestra: la oposición impuso su mayoría y le asestó una dura derrota al oficialismo. Con la relación entre Milei y Victoria Villarruel en su punto más tenso, el gobierno necesita reforzar la contención dentro del bloque de «dialoguistas», y Romero es una pieza que, aunque saliente, aún puede operar hasta diciembre.

Una vida en el poder… y varias ofertas para seguir

Romero lleva más de 40 años vinculado al poder público: fue gobernador de Salta durante tres mandatos consecutivos (1995-2007), senador nacional desde entonces y supo ser un hombre de consulta tanto para el peronismo como para los espacios conservadores.

Por eso, desde los pasillos de la Casa Rosada ya le ofrecieron al menos tres cargos clave para garantizar su continuidad en la estructura del Estado. Primero, la presidencia de la Auditoría General de la Nación, en caso de que Juan Manuel Olmos pase a ocupar una banca en la Legislatura porteña. Romero no aceptó.

Luego, sonó como candidato a integrar la Corte Suprema, ante una eventual ampliación. Pero tampoco lo sedujo: este año cumple 75, y el antecedente de Juan Carlos Maqueda -obligado a jubilarse en diciembre por la misma razón- pesa en su decisión.

La tercera propuesta fue quizás la más política: recuperar el Ministerio del Interior y ponerlo al frente. Sería parte de una reconfiguración institucional para acercar el diálogo con las provincias. Hasta ahora, Romero no dio el sí.

El pragmatismo, como siempre, al servicio del poder

Pese a su salida del Senado, Romero sigue siendo un operador hábil, con terminales en todos los espacios, incluidos los libertarios. A Milei le garantizó la elección de autoridades en el arranque de la gestión, pero luego -según admiten incluso en el oficialismo- los libertarios se encargaron de romper esa mayoría.

En ese contexto, las múltiples ofertas que recibe Romero evidencian más la desesperación del gobierno que su presunto retiro. Su silencio público contrasta con el movimiento detrás de escena, donde sigue vigente como uno de los últimos señores feudales de la política argentina.