Los mandamientos de la moda consciente

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4 de julio de 2020  

La moda oficial, la de las grandes corporaciones industriales y de prensa, es sin duda una de las áreas cuyas carencias estructurales han quedado evidenciadas con mayor nitidez por la crisis global de la Covid-19. Automáticamente asociada al deterioro ecológico del que la moda es en parte responsable, la pandemia ha provocado que diseñadores y diseñadoras se hayan manifestado a favor de la política del less is more , no por cierto aplicada a la estética de las prendas, sino entendida como una reducción de los modos de producción, que deberían volverse racionales y austeros.

Suscriben así, con repentina y uno espera que duradera convicción, a los mandamientos más básicos de la moda consciente. Cabe aclarar que se trata, en el momento en que escribo, sólo de loables intenciones ya que más allá de los roles protagónicos que se concede a las y los creative directors , las orientaciones orgánicas del negocio, la ideología del asunto, se deciden, por supuesto, en los despachos de los CEOs

Capa y barbijo de lino recuperado; pantalón, tela sastrera antigua (Club Social de Costura), camisa recreada (Dacal)
Capa y barbijo de lino recuperado; pantalón, tela sastrera antigua (Club Social de Costura), camisa recreada (Dacal)

¿Y qué se escucha desde allí? Poca cosa. Canceladas las sucesivas tandas de desfiles previstas en estos meses de haute incertidumbre, se optó por hacer las presentaciones de julio en el formato video que cada casa elija. Los grandes capos de traje y corbata quieren volver a la presentación en vivo, que la clase creativa juzga, con razón, superada ¿Vale la pena detenerse en esta querella, cuando lo que está en causa es el contexto mismo en el que se da? Entiendo que sí porque es obvio que en la post pandemia la moda oficial seguirá teniendo un rol central, aunque diferente al que hasta ahora actuaba, y deberá compartir la escena con la moda consciente que aquí nos gusta promover. Y no es expresión de deseos. Mediciones de la realidad nos han venido informando que el público consumidor, quien es finalmente el gran elector, ha venido mostrándose en estos últimos años siempre más atento y abierto a la moda que practica la sostenibilidad y la ética comercial y laboral.

Leo en la prensa francesa que la salida del confinamiento, en mayo, dio lugar, en un primer tiempo, a largas colas delante de las tiendas tanto de la famosa cadena española de moda rápida a buen precio como de las casas de moda de lujo. Lo interpreto como un interludio de ansiedad mediatizada. Y otra nota me lo confirma: allí mismo, en Francia, en 2019, un 40% de la clientela compró prendas usadas o recicladas, marcando una tendencia que la situación presente alienta. Se es responsable viviendo y consumiendo según ciertos principios.

Entramos en un tiempo de transición hacia lo verde, a la cadencia de esa respiración sosegada que nos lleva a vivir mejor. No digas slow fashion , decí moda serena. La opción se hace ahora posible, y va de par con la afirmación de la alimentación sanadora, sin agrotóxicos, el consumo racional de energía, los transportes no contaminantes, como el automóvil eléctrico. Desde ya que el lujo seguirá existiendo, bajo su forma actual ostentoso masaje del ego. Pero tendrá un lugar equivalente aquel otro lujo, que ya conocemos, alternativo, de producción artesanal elevada, de materiales nobles obtenidos sin efracciones y fibras naturales obtenidas sin crueldad.

La catástrofe deja aprendizaje: mientras crece el número de quienes soñamos con lo ideal, lo posible se hace realidad.

Por: Javier Arroyuelo

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