El canciller Olaf Scholz ya tomó decisiones

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Alemania apoya a Ucrania sin peros ni condiciones. Eso incluye la entrega de armamento pesado. Olaf Scholz tomó una postura clara en su discurso a la nación, y eso está bien, opina Sabine Kinkartz.

Hace 77 años, el 8 de mayo de 1945, Alemania capituló y la Segunda Guerra Mundial llegó a su fin en Europa. La lucha siguió todavía unos meses en Asia, como se sabe. Y hoy nuevamente hay guerra en el Viejo Continente. El agresor se llama Rusia y el presidente de ese país, Vladimir Putin, está lejos de capitular. No hay esperanzas de paz a la vista. El canciller de Alemania, Olaf Scholz, está consciente de ello. La tarde de este domingo (08.05.2022), el dirigente alemán dijo en un discurso televisado que «hoy no se puede decir cuándo y de qué forma terminará esta cruel guerra de Rusia contra Ucrania».

Tras semanas de vacilaciones y demoras -que por supuesto no quiere que se entiendan como tales-, Scholz ha asumido la realidad de esta guerra. No había otra opción. Alemania debe hacer todo lo que esté a su alcance para apoyar a Ucrania. Esto incluye el envío de armas pesadas. «Vamos a continuar con ello», dijo el canciller, y con ello dejó en claro que los Gepard no serán los últimos tanques blindados alemanes que van a rodar por Ucrania.

El 8 de mayo incluye una obligación

«Nunca más» es la lección aprendida en la Segunda Guerra Mundial, una guerra en la que Alemania llevó sufrimiento al pueblo ucraniano. En vista de la guerra de agresión rusa, este «nunca más» adquiere otras características, unas de responsabilidad y obligación hacia Ucrania. ¡Al fin hay que decirlo! Defender los derechos y la libertad de los agredidos es el legado del 8 de mayo, dijo Scholz.

Para que no se malinterprete: el canciller desde un comienzo estuvo del lado de los ucranianos. Solo tres días después del ataque ruso, Scholz dijo que nos encontrábamos ante un «punto de inflexión» y aclaró a la nación que muchas cosas serían distintas a partir de ahora. Pero como se sabe, las frases grandilocuentes no fueron seguidas necesariamente por actos grandilocuentes. A Alemania le costó mucho proporcionar a Ucrania el material militar adecuado. Solo basta recordar cómo el Ministerio de Defensa intentó vender como un gran aporte la entrega de 5.000 cascos de acero a las tropas ucranianas. Fue vergonzoso.

«Lograr la paz sin recurrir a las armas»

Responsabilizar a Scholz por esto no es del todo justo. El canciller no actúa solo, debe contar con la venia de su coalición y, naturalmente, también con la de su partido. Y algo de eso faltaba. En el Partido Socialdemócrata (SPD) hay un pacifismo generalizado y profundamente arraigado. Para muchos socialdemócratas, «lograr la paz sin recurrir a las armas» no es un lema vacío, sino un concepto lleno de contenido.

La resistencia a entregar armas a una zona de guerra fue enorme al comienzo. Una resistencia que, sea dicho, está también muy extendida en la sociedad alemana. No a todos les gusta que Alemania quiera entregar tanques. Pero mientras más duran los combates en Ucrania, más obvia es la brutalidad con la que el ejército ruso asesina, viola y tortura, y más claro queda que esta guerra no va a terminar por medio del diálogo. Eso nadie puede negarlo.

Fracasó la política de distensión

No solo el pacifismo se interpuso en el camino del SPD. Durante décadas el partido basó su relación con la Unión Soviética y luego Rusia en el diálogo. Inventó una política de distensión con Moscú por medio de una relación de «acercamiento» que luego se convirtió en una de «comercio». La idea era integrar económicamente a Rusia para mantener la paz. Ese era el principio que se siguió durante largo tiempo. El SPD estaba tan obsesionado con Rusia que ignoró las advertencias de los países de Europa del Este y ahora todo el tinglado se derrumba a sus pies.

Reconocer el fracaso de aquella política y sacar conclusiones fue un proceso que tomó mucho tiempo y por el que Scholz también tuvo que pasar. Pero el canciller ya ha tomado decisiones, como se vio en su discurso. Se aclaró, tomo posición y adoptó las medidas indicadas. Bien. Durante demasiado tiempo este proceso fue visto también a nivel internacional como mera dilación y vacilación. Esto afectó la reputación de Alemania.

El futuro es incierto

Tras el discurso, no debe haber más ambigüedad, porque Scholz no puede dar pie atrás tras a las palabras que usó. Ahora el viaje a Kiev no debería ser tan esquivo.

Y ahora también los ciudadanos alemanes saben dónde están parados. La guerra probablemente durará mucho tiempo y tendrá consecuencias, también para Alemania. Olaf Scholz prometió que hará todo lo que esté a su alcance para evitar daños a su país. También quiere abstenerse de cualquier decisión que implique entrar en la guerra y desea, en ese camino, ir siempre junto con los aliados. ¿Será suficiente? Nadie puede garantizarlo.

Fuente: DW