Argentina pasó a Suecia en muertes por millón de habitantes

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Tras 7 meses de cuarentena, Argentina pasó a Suecia en muertes por millón de habitantes. Las estrategias opuestas contra el Covid habían provocado en mayo un cruce del Gobierno con sus pares de Suecia.
Por Pablo Sigal para Clarín

Argentina sumó este lunes 451 nuevas muertes por coronavirus, acumula un total de 26.716 y un índice de 590 por millón de habitantes. De esta manera, superó en este dato clave a Suecia, que con sus 5.918 decesos suma 585 por millón. Ocurrió el día en que nuestro país sobrepasó el millón de contagios.

De esta manera, la proporción de víctimas fatales por Covid en relación con la población será a partir de ahora mayor en la Argentina que en el país escandinavo. El dato cierra un círculo que comenzó en mayo, cuando el presidente Alberto Fernández condenó el modelo sanitario de ese país para enaltecer el propio. Y los suecos le respondieron.

Argentina había superado a Suecia en el número absoluto de decesos el 17 de agosto. Aquel día Argentina contabilizaba 5.814 muertes. Hoy supera las 26 mil. Desde ese momento hasta el presente transcurrieron dos meses. En Suecia, hoy hay 5.918 muertos, un 1,8 por ciento más. En la Argentina, durante el mismo periodo, el aumento fue del 359 por ciento.

La diferencia entre Argentina y Suecia fue el tiempo en que se produjeron los casos y las muertes. En ese país se optó hasta ahora por evitar la cuarentena y se confió en los cuidados y el distanciamiento que pudiera tener la población en su vida cotidiana. Eso permitió que las escuelas, las industrias y los comercios continuaran funcionando.

En la Argentina, aún hoy, cuando la cuarentena nacional está por cumplir siete meses este martes, la decisión del Gobierno sigue siendo la de establecer el cierre de actividades como herramienta para reducir la cantidad de contagios. Esto ocurre aunque la realidad ya parece haber demostrado que el aislamiento obligatorio funcionó durante los primeros 90 días (hasta fines de junio) y luego dejó de hacerlo.

A la presunta impericia de una cuarentena eterna para evitar contagios se suma el costo económico de haber sostenido el cierre de actividades más de lo que esa decisión podía aportar en términos epidemiológicos. Los críticos de esta política creen que “se operó al enfermo con pico de loro”, en vez de con bisturí, lo que redundó en un costo extra para el país. Los defensores de las restricciones ilimitadas advierten que sin cuarentena, o con una más breve, la letalidad hubiera sido aún mayor.

Hoy existe un escenario heterogéneo en la Argentina, con el AMBA que muestra una cantidad de casos todavía alta pero en descenso, y un Interior en el que el Covid ataca como no lo había hecho en el área metropolitana. Basta mirar las cifras de contagios de Santa Fe, que ha llegado a sumar hasta 2.600 casos en 24 horas, algo que en la Capital Federal nunca ocurrió.

Santa Fe se acerca a los 80 mil casos, mientras la ciudad de Buenos Aires apenas ha superado los 140 mil. Córdoba (62 mil contagios), Mendoza (37 mil) y Tucumán (34 mil) son las otras tres provincias que más positivos registrados han sumado en las últimas semanas.

A pesar de que sigue siendo la provincia de Buenos Aires el distrito que más casos de coronavirus aporta a diario, fue el tardío motor del Interior el que impidió que la Argentina haya alcanzado antes al pico, para definitivamente empezar a transitar la ladera descendente. Así, se produjo una acumulación que llevó al país a ubicarse en el quinto lugar del ranking mundial en contagios y en el puesto 12° en muertes.

Sin embargo, hay una lenta desaceleración de la curva de contagios a medida que se va llegando al pico. El número de casos se duplicó a nivel nacional en 41 días. Es decir que en esa cantidad de tiempo hubo 500 mil nuevos casos de coronavirus. Eso da un promedio de 12.195 contagios por día. La jornada récord ocurrió el último jueves, con 17.096.

Si existiese una moraleja en el simbólico hecho de sobrepasar a Suecia en cantidad de muertes por millón de habitantes, ésta se acercaría bastante a lo que respondieron las autoridades de ese país tras las críticas formuladas por el Estado argentino hace cinco meses y medio. Afirmaron que para enfrentar esta pandemia no había recetas preestablecidas que garantizaran el éxito y que había que esperar más tiempo para sacar conclusiones.